Una persona empleada que no está a gusto en la empresa puede costar más de lo que imaginas.
Bajas laborales más frecuentes, disminución de la productividad, incomodidad en el equipo e incluso problemas con compañeros son solo algunas de las consecuencias.
Para las empresas, fomentar un entorno donde los trabajadores se sientan valorados y motivados no es un gasto, es una inversión estratégica para mantener la eficiencia y el éxito a largo plazo.
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