Discriminación por la edad en la selección de personal

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La discriminación por la edad sigue siendo una gran barrera que salvar para las personas mayores de 45 años que se encuentren en búsqueda de empleo. Es curioso que la esperanza de vida se vaya alargando cada vez más y con ella, la edad de jubilación, pero aún así, llegados los cuarenta y tantos, en los que podemos decir que aún quedan algo más de dos décadas para poder jubilarse, es muy difícil acceder a un nuevo puesto de trabajo. Esta dificultad también se acrecienta si se lleva ya algún tiempo en situación de desempleo, algo cada vez más frecuente en estas edades.

Podemos encontrar algunos estereotipos en los que se dice que a las personas mayores de 45 hay que pagarles más, o que también enferman con más frecuencia, o que tienen una mentalidad más rígida, o que no saben adaptarse a los cambios, o que tampoco saben manejarse con las tecnologías de la información y la comunicación o las tecnologías emergentes en los procesos productivos, o el deterioro de determinadas capacidades, etc.

Cuando los estereotipos arraigan en una sociedad, es muy difícil deshacerse de ellos y no todas las personas implicadas en los procesos de selección son capaces de librarse de estos sesgos, que van a condicionar en gran manera a las personas que están dispuestas a acoger en sus empresas, perdiendo la oportunidad de contar con personas más comprometidas, responsables, con mayor experiencia... Sin tener en cuenta, que tarde o temprano, el paso de los años se cierne sobre todos los seres humanos, incluidas aquellas personas que descriminan a otras por su edad, con lo que puede que algún día, también lleguen a ser excluidas.

Así, en un continente con una población claramente envejecida y con tendencia a serlo más, este "edadismo" ha sido objeto de experimentos como el de "correspondencia" realizado por iseak, en el que se enviaron alrededor de 1600 currículums ficticios a más de 800 vacantes de empleo reales en Euskadi, Barcelona y Madrid. El experimento en cuestión se basaba en el envío de dos currículums, uno vinculado a una persona de 35 años y otro de 49 años, para cada una de las vacantes. Los resultados del estudio apuntaban a una discriminación significativa hacia los candidatos de más edad en el proceso de contratación.

¿Qué podría hacerse para paliar esta situación?

Un paso a dar podría ser el de la concienciación de la ciudadanía, algo que siempre suele ser lento y más en una sociedad infoxicada, también con miles de causas por las que luchar, problemas por los que preocuparse o que nada en el mar de la indiferencia y la pasividad.

Quizá, otra forma de abordarlo sería de forma legislativa, forzando de algún modo la contratación de estas personas o también con incentivos económicos para ello.

Aunque la discriminación por la edad no es la única forma que tiene el ser humano para excluir a las demás personas. También discriminamos por el sexo, la religión, su clase social, el nivel de estudios, su físico, su vestuario, el país de procedencia, si lleva tatuajes o si tiene pelo en la cabeza...

Con tanto excluir, habrá un momento en el que no encontremos a nadie que encaje con lo que buscamos y nos tengamos que conformar con lo que sea. Por suerte para las personas con prejuicios, por el momento quizá aún hay un amplio abanico entre el que elegir.

Aún así, siguiendo con la edad, quizá podamos encontrar a personas que cumplan el perfil de edad deseado, aunque no tengan las mismas ganas o prioridades en la vida, o que tampoco pongan mimo en el trabajo realizado, ni tengan el mismo sentido de la responsabilidad... Tal vez por ello se prefiera a una persona joven, porque se piense que sea "más fácil de domar", que trabajará como deseemos, sin malos hábitos adquiridos por su trayectoria profesional, o que se les pueda pagar menos... Ideas que curiosamente también son estereotipos preconcebidos y que en otros casos, igualmente puden dar lugar a discriminación, argumentando motivos como que no tienen experiencia, o que no se comprometen con su trabajo... En fin. Por unas cosas o por otras, la capacidad del ser humano para discriminar es amplia y llena de paradojas, pero mientras estemos en el bando que tiene el privilegio o capacidad de excluir...

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